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Aprender a decir que NO: una vacuna contra la ansiedad

¿Te suena de algo si te digo que en más de una ocasión has dicho “SÍ” a alguien cuando en tu fuero interno querías decirle “NO”? No te preocupes, es algo que nos ha pasado a muchos. Pero también te digo: es importante aprender a decir “NO” y a saber decirlo de la manera adecuada, cuando NO podemos o NO consideramos conveniente ni positivo hacer algo, independientemente de la persona que tengamos delante.

Aprender a decir que NO es un derecho asertivo

Y ahí es donde entra en juego la asertividad. Podríamos definir la asertividad como la capacidad de una persona para defender los derechos e ideas propias sin juzgar ni arremeter contra las ajenas.

La asertividad es una capacidad humana que se puede desarrollar con el método y la terapia adecuados. Aleja a la persona de una actitud de sumisión, sin dejarla caer en una hostilidad o agresividad que para nada son deseables y que además pueden ocasionar que acabemos perdiendo la razón por las formas. Cuando hay algo que entiende injusto o improcedente, la persona asertiva es capaz de transformar la ira en una indignación fundamentada y argumentada, exponiendo su parecer de manera firme y serena al mismo tiempo y, si es el caso, negándose a realizar aquellas cosas que considera inapropiadas.

En el post anterior os hablaba sobre la manipulación y el chantaje emocional. Bien, pues en parte está relacionado con el hecho de aprender a decir “no”. La persona sumisa, de carácter débil (lo cuál nada tiene que ver con tener un buen carácter), se siente culpable si responde con una negativa a lo que otros pretenden que haga. Se siente egoísta, se siente mal al pensar que, tal vez, pueda herir los sentimientos de los demás. Tiene miedo al rechazo social o a dar una mala imagen. Sus miedos le condicionan incluso por encima de sus principios, creencias y deseos. Necesita la aprobación de los demás en todo y para todo.

Aprender a decir que NO: una vacuna contra la ansiedad

Desarrollar la asertividad nos permite reconducir todos estos sentimientos y respetarnos a nosotros mismos. Nos permite poner en valor nuestra dignidad por encima de todo y nos enseña a no sentirnos mal o egoístas, sin dejar de valorar los derechos de los demás. Ser asertivos y atrevernos con el NO mantiene firmes nuestros principios, nuestras creencias, la esencia propia y auténtica de nuestro ser. Nos vacuna contra la neurosis.

En cualquier caso, no hay que confundir lo anterior con el hecho de que en ciertos momentos queramos de forma voluntaria acceder a los deseos de los demás incluso aunque no nos acaben de gustar o apetecer. Eso es un acto de generosidad, de amor y tiene un gran valor en sí mismo. De la misma forma, hay personas que deciden libremente entregar su vida para ayudar a otros. La clave que distingue unas cosas de otras es precisamente la voluntad y la libertad. La persona sumisa, aquella a quien le cuesta decir “NO”, acepta o realiza cosas en contra de su voluntad real, anulando de facto su libertad.

La asertividad, vinculada por tanto a la dignidad y al respeto por uno mismo, es una capacidad liberalizadora. La persona asertiva incrementa su autoestima, su autoaceptación y su inteligencia emocional; profundiza en el autoconocimiento, y sus relaciones interpersonales son más ricas y respetuosas.

A tener en cuenta para aprender a decir que NO

Lo único que nos impide ser asertivos son nuestros miedos y los sentimientos de culpa negativos o de egoísmo mal entendido. Todo ello son emociones aprendidas que poco a poco se han ido instalando en nosotros. Pero ¡aquí viene la buena noticia! Las emociones, de la misma manera que las hemos aprendido, las podemos desaprender. Tal como suena.  Si no podemos hacerlo por nosotros mismos (a veces son procesos arduos y complejos) seguro que lo podremos hacer con la ayuda de un terapeuta profesional.

Para saber decir que “NO” cuando corresponde, para ser asertivo, debemos comenzar por convencernos de los siguiente:

  • Que somos valiosos y merecemos respeto.
  • Que nuestras ideas y deseos no son estúpidos ni desdeñables, que valen tanto –aunque en ningún caso más– que los de los demás.
  • Que nos asisten los mismos derechos como persona. La asertividad se puede practicar, se puede desarrollar y perfeccionar. Existen ejercicios y métodos dirigidos hacia este objetivo.

Quisiera también resaltar que cuando la inhibición (las personas sumisas, no asertivas) está relacionada con ansiedad social severa, con timidez excesiva, con una introversión muy marcada o con un proceso depresivo, se debe, en mi opinión, acudir sin mayor dilación a un psicólogo para que nos ayude a revertir esa situación.

Pues hasta aquí llegamos en este post. Interioricemos su mensaje y aprendamos a decir “NO” cuando toque, y fuera esos malos sentimientos o ese “mal regusto” que a veces nos queda por decirlo, o en su defecto y peor aún, por acceder a hacer lo que en el fondo no deseábamos. Si tenéis cualquier comentario quedo, como siempre, a vuestra disposición.

¿Quieres aprender ya a decir que No? Nosotros te ayudamos, tan solo tienes que hacer clic en este enlace o rellenar directamente este formulario de contacto… ¡No esperes más!

Imagen del post cedida por FreeDigitalPhotos.net

Psicóloga es mi grupo sanguíneo y sexóloga por extensión. Es maravillosamente inevitable. Soy una apasionada de mi trabajo porque me permite dedicarme a un ámbito tan vocacional para mí como es la psicología y ayudar a otras personas mejorando su bienestar vital. "¡Quiero, puedo y sé!" es la gasolina que encontrarás en nuestras terapias, cocinadas a fuego lento y apasionadas, un traje a la medida a la medida de cada persona. Máster en Psicología Clínica, Máster en Sexología, Especialista Universitario en Psicología Infantil y Adolescente, Máster en Recursos Humanos, Máster en Psicología Jurídica y Peritaje Psicológico Forense, Experto Universitario en Tecnología Psicológica y Jurídica para la Mediación, Experto Universitario en Agentes de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres, además de innumerables cursos realizados y libros leídos para ti. ¡Junto con 15 años de experiencia para ponerla a tu disposición! Ayudamos a las personas a superar sus problemas y a encontrar de nuevo un equilibrio vital y emocional. ¡Contacta con nosotros! | 960 800 108 / 696 347 664 (Llamada o Whatsapp) | a-lopez@cop.es

(2) Comments

  1. Buenas Alicia, me ha parecido muy acertado el artículo ya desde el título. Desde luego el saber decir que no es uno de los mejores antídotos contra la ansiedad. Saber decir que no y no decir que sí, desde luego nos va a ahorrar muchos problemas.

    Estaba pensando que en realidad esto es algo que medio en muchas cosas que los psicólogos vemos en la consulta. Desde luego en la ansiedad, también en la depresión – me cargo porque puedo negarme a algo y cuando lo acabo haciendo me siento mal. Y desde luego en habilidades sociales, en todas ellas.

    Al final es cuestión de voluntad y libertad, como decías, y de dar con la mayor y progresiva firmeza que podamos los pasos necesarios. ¡Un saludo!

    • Hola Antoni,

      Muchas gracias por tu comentario. Así es, se trata de un tema frecuente en nuestro quehacer diario como psicólogos: ayudar a las personas a decir que NO sin sentirse culpables. Lo mejor, los resultados. Ver que es posible, que se puede conseguir, supone una gran satisfacción personal y profesional.

      Desde aquí, animo a todas aquellas personas que se encuentren en esta situación a empezar a poner límites a las demandas abusivas de los demás. La coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos o hacemos es una de las bases sobre las que se asienta la salud mental.

      Un saludo muy cordial,
      Alicia López de Fez
      Fundadora y Directora del Centro de Psicología López de Fez
      (Valencia, España)

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