La adolescencia es el período en el que se produce tanto la experimentación con drogas como la progresión en los patrones de consumo y en los tipos de sustancia consumida. El modelo secuencial de Kandel (1975), que ha sido comprobado en distintos ámbitos geográficos, muestra cómo el consumo de drogas va atravesando “etapas” sucesivas a lo largo de la adolescencia:
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Una segunda etapa estaría representada por el consumo de cannabis y, finalmente, se produciría el avance hacia otras drogas ilegales. El encontrarse en una etapa de consumo no indica que inexorablemente se vaya a progresar a la siguiente (muchos individuos permanecen como consumidores de drogas legales, sin avanzar en la secuencia de consumo), pero sí que existe un mayor riesgo de escalada.
Además, se sabe que, cuanto antes se produzca la experimentación con las drogas, más probable es la progresión en el consumo. De ahí que el retraso en el consumo de las drogas “de entrada” sea uno de los principales objetivos a los que se deben dirigir las actuaciones preventivas realizadas con niños y adolescentes. Retrasando el acercamiento al tabaco y el alcohol se reduce la probabilidad de un consumo problemático de esas u otras sustancias.
Los primeros contactos con las drogas
En general, los primeros contactos con las drogas se vinculan a situaciones sociales, siendo muy infrecuente que la experimentación inicial se realice en solitario. El grupo de amigos y los contextos de ocio son los ámbitos en los que aparece el consumo. Esto ha llevado a diversos autores a sugerir que, en la adolescencia, el consumo de drogas sea un aspecto importante en el desarrollo de la interacción social y de la propia identidad.
En momentos posteriores, y a medida que el consumo se convierte en una práctica más regular, irán adquiriendo mayor relevancia procesos psicofarmacológicos que refuerzan y mantienen el hábito. En este sentido, se sabe que los adolescentes tienden a sobreestimar sus capacidades para evitar patrones de consumo destructivos.
Falsa percepción de control de los adolescentes
A pesar de que, por diferentes vías (medios de comunicación, escuela, padres), el adolescente recibe numerosos mensajes sobre las dificultades de abandonar los hábitos de consumo, es muy frecuente la despreocupación acerca de la dependencia y la adicción (se habla, a veces, de la “ilusión de invulnerabilidad” como una característica asociada a la adolescencia). Los adolescentes fumadores, por ejemplo, suelen creer que pueden dejar de fumar cuando lo deseen, y no son conscientes del grado en que han desarrollado una dependencia del tabaco hasta que han realizado un esfuerzo serio por dejar de fumar.
Entre las drogas que más frecuentemente consumen los adolescentes se encuentra:
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