Basta decir la palabra “Perdona” y la reacción de algunas personas es inmediata:
- ”¿Estás de broma?”
- “¿Jamás!”
- “¿Perdonarle después de lo que me ha hecho?”
- O incluso: “¡Ojalá pudiera!”
A veces es posible que la sola idea de perdonar intensifique los sentimientos de cólera y rabia. Otras veces, puede que la idea produzca un inmediato alivio.
Todos tenemos un conjunto de ideas preconcebidas sobre el perdón, ideas que van acompañadas de sentimientos que las mantienen firmemente arraigadas.
Nuestro concepto del perdón puede provocar dos cosas:
- Imposibilitarnos, limitando nuestra capacidad para la claridad y la alegría.
- Animarnos ofreciéndonos una manera de dejar a tras el pasado y ser libres para vivir con mayor paz y felicidad.
Lo que creemos sobre el perdón nos abre o nos cierra posibilidades, determina nuestra disposición a perdonar y, por lo tanto, influye profundamente en el tono emocional de nuestra vida.
Lo que NO es perdonar
Para saber cómo perdonar, es fundamental aclarar primero algunos conceptos erróneos relacionados con lo que NO es el perdón.
- Perdonar NO es justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la traición y la deshonestidad son sólo algunos de los comportamientos que pueden ser completamente inaceptables. En estos casos, el perdón no quiere decir que aprobemos o defendamos la conducta que nos ha causado sufrimiento ni tampoco excluye que tomemos medidas para cambiar la situación o proteger nuestros derechos.
- Perdonar NO es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así. A veces puede ser engañosa y confusa la distinción entre perdonar de verdad y negar o reprimir la rabia y el dolor. Enfadarse se suele considerar inaceptable (sobre todo cuando uno expresa la cólera que siente), de manera que muchas personas aprenden muy pronto a sustituir sus verdaderos sentimientos por otros más aceptables que no tengan como consecuencia el castigo o el abandono de los demás.
Cómo perdonar: un desafío, un proceso, un arte
Aprender a perdonar nos exige reflexionar sobre conceptos elementales que posiblemente hemos dado por sentado y que jamás hemos puesto en duda.
Aprender a perdonar supone aceptar de verdad nuestro propio merecimiento como seres humanos, entender que los errores son oportunidades para crecer, tomar conciencia y desarrollar la compasión.
Aprender a perdonar es posible. A través de una serie de técnicas prácticas y ejercicios sencillos, es posible adoptar una actitud vital en la que elegimos perdonar, sin rabia, sin resentimiento, sin rencor, sin culpa o vergüenza.
Si desea ponerse en contacto con nuestro Centro de Psicología, en Valencia, puede hacerlo en horario de 9 a 20 de lunes a viernes a través del teléfono fijo 960 800 108 y las 24 horas del día a través de nuestro formulario de contacto.
|