sífilis: síntomas y tratamiento

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Sífilis

A principios del siglo XX, la sífilis conocida también por los términos chancro o pústula, fue una causa importante de enfermedad neurológica y cardíaca, pero con la introducción en los años cuarenta del siglo pasado de la terapia con penicilina su incidencia bajó de forma espectacular. Sin embargo, desde principios de los ochenta, se ha observado un resurgimiento mundial de la infección que es achacable sobre todo a la infección VIH y al cambio en las prácticas sexuales.

En la actualidad, aunque puede ser prontamente prevenida y efectivamente tratada, la sífilis persiste como un importante problema de salud, dado que es una enfermedad sexual de fácil transmisión y de consecuencias muy graves si no se realiza un tratamiento adecuado.

Agente causales y de transmisión

El agente causal de la sífilis es una espiroqueta el Treponema pallidum cuyo único huésped natural es el ser humano.

La transmisión del Treponema pallidum se produce por contacto sexual, pero puede haber también transmisión congénita (adquirida durante la gestación), por transfusión de sangre fresca o por inoculación accidental.

Se trata de una bacteria muy contagiosa existiendo un 50 % de probabilidades de que una persona con sífilis infecte a otro en tan solo una relación sexual.

La incidencia es más frecuente en varones (86%) que en mujeres (14%) y se detecta un mayor número de casos entre portadores de VIH.

Etapas de la enfermedad

Una vez ha entrado la bacteria en el organismo a través del contacto sexual se desarrolla la enfermedad en tres etapas, en cada una de las cuales se producen diferentes síntomas:

Primera etapa o sífilis primaria

Aparece entre una y doce semanas después del contagio. Tras un periodo de incubación que dura entre 1 y 12 semanas por término medio 21 días, se produce una lesión ulcerosa (el charco sifilítico) con aspecto de amplia ampolla o herida abierta generalmente indolora y de aspecto limpio, en la zona de los genitales normalmente pene, vagina o vulva, aunque también se puede manifestar en los dedos, boca, pechos y ano, que a veces no es visible al situarse en el interior del cuerpo. Esta úlcera suele acompañarse de inflamación no dolorosa ni supurativa de los ganglios de la zona (inglés).

En esta etapa la  enfermedad es muy contagiosa y puede difundirse fácilmente. La lesión ulcerosa desaparece en unas 5 semanas, independientemente de que se trate o no la enfermedad sifilítica.

Segunda etapa o sífilis secundaria

Aparece entre 1 semana a 6 meses después. Si no se ha realizado tratamiento curativo de la primera etapa, la enfermedad progresa y se presentan erupciones en la piel del tórax, espalda o extremidades, así como inflamación de los ganglios linfáticos principalmente del cuello, axilas e ingles. Puede aparecer fiebre, dolor de garganta, malestar general, con caída de cabello (alopecia) e inflamación de zonas próximas a los genitales o al ano.

En esta etapa, la enfermedad también es muy contagiosa y se puede difundir a partir de las heridas sifilíticas abiertas presentes en cualquier parte del cuerpo, en las cuales está la bacteria, sin necesidad de realizar actividad sexual, basta con un simple beso.

A menudo los síntomas son tan leves que no se perciben e incluso desaparecen rápidamente, a pesar de lo cual la bacteria se mantiene en el organismo.

Tercera etapa o sífilis terciaria

Puede aparecer de 2 a 10 años después del contagio, si no se ha recibido adecuado tratamiento. Los síntomas son diversos, según la localización predominante de la enfermedad: úlceras en la piel y órganos internos, artritis, pérdida de sensibilidad en brazos y piernas, dolores e incapacidad (lesiones en corazón, médula…)

Pueden aparecer lesiones cardíacas y de vasos sanguíneos (sífilis cardiovascular) que provocan insuficiencia cardiaca o circulatoria, lesiones cerebrales y medulares (neurosífilis) con riesgo de parálisis, trastornos psíquicos, demencia, etc.

Casi el 25% de las personas que tienen la enfermedad y no reciben adecuado tratamiento quedan incapacitadas o mueren en esta última etapa. Durante el embarazo, la bacteria puede ser transmitida al feto, que sufrirá la enfermedad de manera similar al adulto, pudiendo suceder un aborto e incluso el nacimiento de un niño con importantes lesiones.

Tratamiento médico

El tratamiento de la sífilis como el de la gonorrea precisa de antibióticos. En sus dos primeras etapas, la sífilis puede ser curada en su totalidad con el tratamiento adecuado, pero no es seguro que esto suceda cuando se interviene en la tercera etapa, aunque sí pueden detenerse los síntomas.

Actualmente, está institucionalizada la solicitud en el embarazo de pruebas diagnósticas para evitar la sífilis congénita. Una embarazada que se trate antes de la semana 16 evita la sífilis congénita; tratamientos posteriores curan la infección pero no evitan los estigmas congénitos. No obstante, hay que señalar su baja incidencia.

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