Cada día es más frecuente que las parejas con problemas acudan al psicólogo buscando ayuda profesional para superar sus crisis. En la vida en pareja, todo gira casi siempre en torno a pequeñas cosas, detalles que pueden parecer sin importancia, pero que son el pegamento que las une y les da solidez, consistencia y equilibrio.
Conseguir esto nunca es inmediato. Pero para aquellas parejas que logran tener la paciencia necesaria y alcanzarlo, la convivencia se convierte en un lugar tranquilo, de reposo, donde la comprensión es el clima predominante. Esta compenetración es el resultado del esfuerzo de años a lo largo de los cuales cada uno ha puesto lo mejor de sí mismo.
Veamos a continuación cuáles son los tipos más frecuentes de crisis en la pareja:
Crisis normales en la pareja
Hay que decir, antes que nada, que en toda relación de pareja sobrevienen crisis o momentos difíciles que son completamente normales y que se inscriben dentro del proceso de maduración de la vida en pareja. En su curso, se experimentan crisis típicas en las cuales lo único que hace falta es un mínimo de espíritu de lucha y un poco de orden en las ideas de cada uno.
Crisis existenciales de uno de los miembros de la pareja
Se producen cuando uno de los miembros de la pareja, o ambos, hace balance existencial y se plantea preguntas como: ¿quién soy yo? ¿cómo llevo mi vida familiar, mi vida en pareja? ¿qué hago en la vida? ¿estoy a gusto con mi forma de ser?, etc.
Las crisis de identidad, o crisis existenciales, suelen ser dolorosas. Dejan al descubierto proyectos que quedaron a medio camino, promesas que no se han cumplido e incluso metas relativamente accesibles y realistas que se han abandonado. Con frecuencia, se produce una reacción de venganza contra la pareja sin una base realmente firme de incompatibilidades y rechazos. En estos casos, la tarea del psicólogo consiste en tender puentes entre ellos que ayuden a clarificar lo que está sucediendo. Se trata de ayudar a volver sobre uno mismo y encontrarse, dar de nuevo con el modelo personal que se ha ido perdiendo con los años…
Crisis de pareja por infidelidad
Por regla general, este tipo de crisis son graves. Las crisis de pareja por infidelidad están impregnadas de fuertes tensiones emocionales y de un acentuado deterioro de la vida en común. A veces, se logra mantener la vida en pareja gracias a la capacidad de perdonar y a la generosidad de una de las partes.
La fidelidad se alcanza con actitudes de respeto y consideración hacia la otra persona, gracias a pequeños y continuados ejercicios de lealtad, de amistad verdadera y confianza mutua.
Crisis de pareja por intromisión de la familia política
Lo que suele suceder en estos casos es que la actuación desacertada e inoportuna de alguna parte de la familia política provoca una situación difícil y cargada de tensiones psicológicas. Los ejemplos pueden ser muy diversos. Una madre posesiva incapaz de asumir que su hijo tiene que hacer su vida y que a partir de un cierto momento ella debe pasar a un segundo o tercer plano. Una suegra incapaz de entender la nueva jerarquía de afectos que se produce, que no sabe estar en su sitio, puede llevar – tanto de forma consciente o inconsciente – a una pareja al borde de la ruptura, romper su organización familiar y sembrar de dudas su convivencia. En este tipo de crisis, caben multitud de ejemplos y posibilidades diferentes.
Crisis de pareja por ceguera laboral
Este tipo de crisis se produce cuando uno de los miembros de la pareja tiene una vida laboral hipertrófica, sin tiempo para nada, tan sólo para trabajar. Generalmente se da en el hombre, que cada vez tiene menos tiempo libre para él y para su familia puesto que su trabajo le va atrapando en una red de compromisos ineludibles.
Crisis de pareja por monotonía
Existe una modalidad de crisis de pareja bastante habitual que es la crisis por monotonía. La vida en pareja se vuelve insípida, monótona, uniforme, aburrida, sosa y muy, muy predecible. Le van faltando esos alicientes que son tan necesarios y que hacen que la vida en pareja se viva con ilusión y entusiasmo. Falta poner imaginación, gracia, pequeños objetivos y planes compartidos. Falta sal y falta salsa. Lo más significativo de estas crisis es que no hay grandes problemas, lo único que falta son recursos para evitar la rutina y el aburrimiento de unos días que parecen siempre iguales y sin variedad.
Crisis de pareja por enfermedad mental de uno de ellos
La forma de estas crisis puede variar según la enfermedad mental sea transitoria – una depresión, un trastorno por ansiedad, etc. – o tenga unas consecuencias casi irreversibles y, por tanto, haga imposible la convivencia. En muchos de estos casos, las dificultades aparecen desde el principio y surgen graves problemas en la convivencia: bloqueos, enfrentamientos y roces que van erosionando el afecto que cada uno sentía hacia el otro. Mucha comprensión y paciencia son ingredientes imprescindibles.
Si desea ponerse en contacto con nuestro Centro de Psicología, en Valencia, donde será atendido por psicólogos especialistas en terapia de pareja, puede hacerlo en horario de 9 a 20 de lunes a viernes a través del teléfono 960 800 108, y las 24 horas del día a través de nuestro formulario de contacto.
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