Tal y como se ha mencionado anteriormente, la erección o respuesta eréctil se produce al hincharse los tres cilindros esponjosos (2 cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso) ubicados en el pene, debido a un aumento del riego sanguíneo y una retención temporal de éste. Ambas respuestas, bombeo de sangre y retención, se facilitan cuando el hombre percibe e interpreta determinadas estimulaciones como excitantes sexualmente.
Los principales mecanismos implicados, bombeo y retención, dependen de la actuación de una parte del Sistema Nervioso Parasimpático (SNP). La respuesta de ansiedad (o de estrés) implica una importante activación del Sistema Nerviosos Simpático (SNS), la rama contraria al SNP. Esta activación del SNS inhibe la actuación del SNP, de forma que dificulta el llenado y retención de sangre en el pene y, en consecuencia, la erección.
Se estima que alrededor del 10 % de los casos de impotencia están provocados por factores orgánicos, en especial, los casos de impotencia primaria, considerándose el resto de los casos, el 90 %, producto de factores psicológicos (impotencia psicológica masculina).
La ansiedad y la preocupación excesiva por lograr un rendimiento sexual adecuado son unas de las causas más frecuentes de las dificultades de erección. El no centrarse en disfrutar de la situación, sino estar observándose constantemente para ver si se “cumple” con lo que se espera de él como hombre, junto con la ansiedad que acompaña a esta situación, crean un adecuado caldo de cultivo para el desarrollo de la impotencia psicológica masculina.
En otros casos, la situación de interacción sexual, o al menos alguna de ellas, es percibida como muy aversiva a causa de una inadecuada educación sexual que culpabilizó todo lo relacionado con el sexo. Es lógico que, desde esta concepción, determinadas relaciones sexuales (en especial las primeras), estén muy cargadas de ansiedad o culpabilidad al evaluarse que se va a realizar algo "malo".
De acuerdo con todo lo expuesto, es fácil que, en determinadas casos, en especial en la primera interacción con una mujer, la situación sea percibida con ansiedad o como amenazante, en especial por el posible desequilibrio percibido entre las demandas de la situación y los recursos propios, o porque como consecuencia de una educación sexual inadecuada se evalúa con sentimientos de culpa o de algo "malo" esta situación de interacción.
Si se mantiene esta espiral ansiedad - fracaso - más ansiedad - más fracaso... es fácil predecir el desarrollo de un trastorno de erección permanente, difícil de solucionar sin ayuda psicológica profesional.
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