La tendencia hacia el perfeccionismo es uno de los rasgos de personalidad propio de aquellas personas que, intentando dar una imagen de equilibrio y confianza, esconden el sufrimiento y, en ocasiones, la angustia más desesperante. O, lo que es lo mismo, una serie de alteraciones psicológicas cuyo origen está en la necesidad de ejercer el control sobre todas las cosas.
Las formas más comunes en las que el perfeccionismo suele expresarse son las siguientes:
La persona que no soporta cometer errores, o que tiene que comportarse siempre de forma impecable, invierte una gran cantidad de energía esforzándose por detectar el más mínimo error en lo que hace, para eliminarlo y lograr una tarea o desempeño perfecto.
Perfeccionismo y voluntad de excelencia
Es importante distinguir entre perfeccionismo y un saludable deseo de excelencia, que es una intención consciente de desempeñarse con competencia. Esta última actitud es flexible y razonable, mientras que el perfeccionismo es perjudicial, rígido y compulsivo.
El realizador sano, si bien suele encontrar un placer íntrinseco en hacer bien su trabajo, tomar decisiones correctas y ver reconocida su excelencia, mantiene una perspectiva racional. Se da cuenta de que ciertas tareas no admiten un gran margen de error, pero en otras cuestiones un error no tendrá mayores consecuencias y, por lo tanto, no se preocupa. Por lo general, estas personas son capaces de conformarse con un resultado aunque no sea perfecto.
Los perfeccionistas y el orden
Además, las personas obsesionadas con el perfeccionismo tienden a ser ordenadas en sus actividades, realizándolas metódicamente y no al azar. Por lo general, ser organizado aumenta la eficiencia, porque permite hacer un mejor uso del tiempo. Ordenar, clasificar y organizar son actividades que tienen en sí mismas un valor intrínseco: es más fácil encontrar objetos o recuperar determinada información si todo está ordenado. Y, por último, las rutinas suelen liberarnos de tener que pensar en las tareas más aburridas.
Pero el deseo de orden del obsesivo surge en parte de su necesidad de perfección, meticulosidad y control. Cuando se da el caso, el orden va más allá de su valor intrínseco y asume niveles perjudiciales para la persona ordenada.
¿Como superar el perfeccionismo?
La mayor paradoja - y la tragedia - del perfecionismo es que simplemente no funciona. Cabría suponer que se es constantemente elogiado y que nadie critica a la persona perfeccionistas. Pero no es así: el perfeccionismo perjudica al trabajo y las relaciones, y somete a una tensión insoportable.
Si has llegado a la conclusión de que el perfeccionismo te está perjudicando, ha llegado el momento de cambiar, y ¡puede hacerse!
El cambio es posible. Con la terapia adecuada, es posible superar el perfeccionismo obsesivo, escapar de sus garras y aprender a vivir de una forma más relajada y auténtica.
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