Duelo infantil según las edades

Tlf: 960 800 108
a-lopez@cop.es
Contacto





Habla con nosotros en:
facebook twitter youtube

Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud

Colegio Oficial de Psicologos de la comunidad Valenciana

 Inicio >> Duelo infantil >> Duelo en niños según la edad (Leer más... )

Duelo en niños según la edad

A continuación, señalaremos cómo cada etapa evolutiva está preparada de una manera determinada para poder comprender la muerte y pasar por las fases normales de duelo. 

Si queremos ayudar a los niños, no podemos obviar las características propias de cada momento evolutivo, que condicionan su manera de entender la muerte.

Primera etapa: niños menores de 3 años

Los niños de este grupo de edad, no comprenden qué significa el concepto muerte y sus consecuencias. A los pocos meses de vida entre los 6 y 8 meses, tienen adquirida la noción de permanencia del objeto, diferenciando por completo el rostro de su madre o cuidadora con el resto de las personas.

Cuando fallece esta figura protectora, la primera sensación que tiene es la de abandono. Es común observar comportamientos de:

  • Búsqueda de la figura protectora.
  • Llantos inconsolables (son llamadas para que aparezca su mamá), rechazo a nuevas figuras protectoras, alteración del sueño, problemas en la alimentación, irascibilidad, rabietas…
  • Sentimientos y emociones de abandono, indefensión y desprotección.

En edades comprendidas entre los 2 y 3 años, la situación no es muy distinta. La pérdida de una persona significativa en estas edades, ocasiona que surjan sentimientos de abandono y miedo (se vuelve a dar en estas edades), desasosiego (producido por los cambios y rupturas de rutinas), llantos, intranquilidad, inseguridad, desapego, retroceso en el aprendizaje, rechazo hacia otras personas o cuidadoras, irritabilidad ante la nueva situación … En esta edad, ya tienen adquirido el lenguaje, preguntan continuamente por la persona fallecida, aunque al rato parece que se ha olvidado de ella.

Segunda etapa: niños entre los tres y los seis años

En estas edades, al hablarles de la muerte ellos la entienden como algo reversible, temporal e impersonal. Ni siquiera se plantean que a ellos o a su familia puede acaecerles la muerte. Cuando sucede ese hecho, lo primero que sienten es la ausencia de la persona querida y después (al igual que en los bebés) se sienten abandonados, desprotegidos, causándoles un gran dolor y ansiedad, porque constantemente están esperando que aparezca esa persona.

Entre los 5 y 6 años, van comprendiendo más lo que significa estar vivo o muerto pero todavía son incapaces de comprender de manera global lo que está sucediendo. Están comenzando a abandonar la idea de la reversibilidad en las cosas para introducirse en el concepto de la irreversibilidad, pero aún se aferran a que van a volver a ver a la persona fallecida, aunque se les haya explicado que eso no es posible.

Las manifestaciones de duelo más generalizadas en estas edades suelen ser:

  • Sentimiento de abandono, miedo, incomprensión, rechazo, tristeza, culpabilidad, ansiedad por la separación, incertidumbre, rabia, enfado, pocas ganas de comer, falta de atención etc.
  • Otros síntomas muy comunes en las primeras semanas de duelo están identificados con conductas desadaptadas, retroceso en su desarrollo evolutivo, enuresis, regresión de su comportamiento, desobediencia, trastornos en la alimentación, desinterés por nuevas actividades, pesadillas etc.

Son manifestaciones muy comunes y normales que con el tiempo desaparecen, solo si se intensifican y persisten en el tiempo podemos determinar que el duelo no se está elaborando de una manera normal y probablemente es necesario consultar con un psicólogo para ayudarle a elaborar el duelo.

Tercera etapa: niños entre los seis y los doce años

A los 6 y 7 años, comienzan a entender el concepto de la muerte, aunque les resulta difícil pensar que ellos pueden morir o simplemente imaginarse la muerte de sus padres o de algún ser querido (familia, amigos).

A medida que se acercan a los 8 y 9 años, superan totalmente el concepto de reversibilidad dando paso al concepto de lo definitivo. Cuando la muerte sucede entre uno de sus familiares, se les hunde su mundo, la estabilidad y la protección en la que creían vivir desaparecen. Hasta ese momento les resultaba casi imposible pensar que a ellos les podía pasar algo malo.

Según el tipo de relación afectiva que mantuviera con el fallecido, el papel que cumplía dentro del ámbito familiar, la manera en cómo se dio la muerte (enfermedad, accidente, muerte repentina, suicidio…) puede ocasionar que el niño elabore o no un duelo normal, que pueda necesitar de una ayuda especial para poder superar esa muerte.

  • La culpabilidad es un rasgo muy común que se da en estos grupos de edades. En ocasiones han podido oír a su madre: Eres tan malo que me estás matando. Ya no puedo más, me vas a enterrar de los disgustos que me das. Estas frases permanecen en el interior del niño, pensando que él ha tenido la culpa de esa muerte.
  • La dificultad que tienen algunos de expresar sus miedos, sus pensamientos y ocultarlos hace que puedan entrar en un proceso de ansiedad, angustia y culpa que puede afectarles en su desarrollo psicológico.
  • El rechazo, la rabia y la falta de aceptación por la pérdida, al igual que en otras edades anteriores, ocasionan cambios de comportamientos expresados en: agresividad, violencia, pesadillas nocturnas, falta de concentración, insociabilidad, rechazo a otros familiares que le quieren ayudar, culpabilidad dirigida hacia sí mismo o culpabilidad hacia la persona fallecida por haberse muerto, irritabilidad, desinterés, necesidad de permanecer con las personas sobrevivientes por miedo a que ellas también mueran, deseo de unirse con la persona fallecida, expresándolo continuamente, agresividad que lo manifiestan a través del juego…
  • En ocasiones se desarrolla síntomas psicosomáticos como cefaleas, dolor de estómago, inapetencia, hipocondría, estrés postraumático.

A partir de los 9 años, el niño maneja intelectualmente los conceptos de muerte y el de irreversibilidad, lo que les hace estar preparados para tomar conciencia de la dura realidad de la vida. En una situación de duelo, a veces presentan sentimientos ambivalentes:

  • Curiosidad por saber más sobre la muerte.
  • Miedo atroz hacia ella.

Es una edad donde la curiosidad es una forma de aprender, eso hace que ante un fallecimiento hagan preguntas del estilo:

  • ¿Cuándo una persona se muere a dónde va?
  • ¿Se lo comen los gusanos?
  • ¿Se desintegran?

De alguna manera esperan respuestas que les pueda devolver el sentimiento de seguridad que han perdido. En estas edades comprenden perfectamente que la muerte es un proceso natural, que existe un espacio y un tiempo en todas las cosas animadas.

A modo de resumen

Cuando un niño está elaborando el duelo, no solo es importante observar sus cambios de comportamientos, sino también las preguntas que nos formulan. A través de estas preguntas podemos averiguar en qué momento emocional se encuentra, si tiene un grado de ansiedad persistente, si desea morirse para reunirse con el fallecido (hay que vigilar si tiene ideas suicidas).

Lo más favorable es que fluya entre el niño y los adultos mucha comunicación para que puedan expresar sus emociones, sus miedos, sus pensamientos… El silencio de lo que le está ocurriendo hace que no elabore su duelo de manera normal, optando por aplazarlo (negando la realidad, sacando conclusiones que le puede perjudicar ("yo he tenido la culpa"), engañándose a sí mismo ("no pasa nada")) que terminará con el tiempo, al no haber elaborado el duelo normal, en secuelas psicológicas.

Si desea ponerse en contacto con nosotros, puede hacerlo en horario de 9 a 20 de lunes a viernes a través del teléfono 960 800 108 y las 24 horas del día a través de nuestro formulario de contacto.

 
Centro de Psicología López de Fez - Psicólogos Infantiles, especialistas en niños en Valencia - Terapia psicológica personalizada para niños
Linkedin - Aviso Legal - Produce Productos web, s.l. - ilatina

Terapia presencial y Online